Historia

Historia

» Por: Alcides Parejas Moreno.
» Período Republicano.


El Siglo XIX.


Santa Cruz de la Sierra languidecía aislada del resto de la Audiencia de Charcas. Aunque era la ciudad más importante del Oriente Boliviano, a fines del siglo XVIII y principios del siglo XIX tenía muy escasa o ninguna gravitación en la vida político-económica de la Audiencia. En los primeros años del siglo XIX la población de la ciudad capital apenas llegaba a los 10.000 habitantes. Se trataba de una población que, como ya se ha indicado, contaba con algunos privilegios concedidos por el rey desde el siglo XVI; sin embargo, existía un cierto descontento que se manifestaba en un latente antagonismo entre cruceños y peninsulares y en un frustrado levantamiento de la población negra (1809). Por otra parte, no contaba con una burguesía como la que se desarrolló en los centros comerciales, industriales y mineros del resto de la Audiencia y el Virreinato. Al respecto Gabriel René Moreno dice al referirse al cruceño de esta época: "Eran hermosos como el sol y pobres como la luna... No eran sino patriarcales labriegos que seguían viviendo en sociedad civil sin pagar al rey alcabala y tampoco tributaban sus indios".

Pareciera que las condiciones no estaban dadas para que estallara una rebelión contra el poder central español. Pero el aislamiento al que estaba sometida la ciudad y la región había moldeado el ser cruceño haciéndolo "levantisco", poco amigo de las normas establecidas y menos aún de las órdenes que llegaban de un cada vez más lejano gobierno central. Aunque este aislamiento retrasaba y en algunos casos impedía la llegada de ideas revolucionarias, había hecho del cruceño un elemento poco adicto al gobierno central, no por el gobierno propiamente sino más bien por un sentido de indisciplina.

La unidad del imperio español se basaba en la nacionalización de las ideas de la cristiandad. El discutir su validez tenía forzosamente que provocar su ruptura: así, pues, perdida la unidad doctrinal se hundía la unidad política. Un imperio como el español, tan diverso y múltiple en lo económico, en lo geográfico, en lo étnico, sólo puede mantenerse unido cuando existe un modo de entender la vida esencialmente similar. "Si se pierde la conciencia histórica o se empieza a disputar sobre la razón de ser que le ha dado origen y sobre el destino que debe cumplir, no hay duda que tiene necesariamente que descomponerse" (30).

Así, pues, todos los factores señalados para Santa Cruz de la Sierra, en medio de una América convulsionada por la pérdida de la unidad doctrinal, fueron razón suficiente para que Antonio Vicente Seoane y José Manuel Lemoine convencieran, el 24 de septiembre de 1810, al coronel Antonio Suárez que abrazase la causa revolucionaria y amotinase las milicias a su cargo, y a los cruceños para que se reunieran en cabildo abierto para decidir la destitución de las autoridades y la constitución de una junta de gobierno, compuesta por el sacerdote José Andrés Salvatierra, Vicente Seoane y el coronel Antonio Suárez; este último también fue nombrado comandante. Así, Santa Cruz de la Sierra decide dejar de ser parte del dominio español para ser otra cosa que se irá configurando en los siguientes 15 años. Durante este tiempo destacan de manera especial las figuras de Ignacio Warnes, el porteño que gobernó en representación del gobierno de Buenos Aires, y José Manuel Baca, el guerrillero músico y poeta más conocido con el sobrenombre de "Cañoto".

El 6 de agosto de 1824 Simón Bolívar derrotó a José Canterac en la batalla de Junín. Poco más tarde, el 9 de diciembre, Antonio José de Sucre derrotaba al virrey La Serna en la batalla de Ayacucho, con lo que la independencia del Perú estaba asegurada. A pesar de las victorias contundentes del ejército libertador, el general realista Pedro Antonio de Olañeta se negó a reconocer la capitulación de Ayacucho por la que los realistas se rendían, y siguió la resistencia en el territorio de la Audiencia de Charcas. El 1 de abril de 1825 era finalmente vencido el ejército realista poniendo fin a 15 años de lucha por la independencia.

Bolívar, que todavía tenía en mente la idea de una "república continental", no era partidario de la creación de un estado independiente. La dirigencia charqueña, por su parte, creía que el único camino era la creación de un estado autónomo. Antonio José de Sucre fue enviado por Bolívar a Charcas para resolver este problema. El contacto con los dirigentes charqueños y el comprobar la riqueza del ideal autonomista llevó a Sucre a promulgar el decreto del 9 de febrero de 1825 por el que se convoca a todas las provincias de Charcas a una asamblea constituyente para resolver esta cuestión. De acuerdo al decreto, Santa Cruz de la Sierra eligió a Antonio Vicente Seoane y a Vicente Caballero como representantes para asistir a la constituyente con el encargo de votar por la creación de un estado autónomo en base a la jurisdicción de la antigua Audiencia de Charcas. Por diversas circunstancias los representantes cruceños no llegaron a tiempo a las deliberaciones, pero sí para la firma del acta de la independencia el 6 de agosto de 1825.

El advenimiento de la República sólo cambió el status político-administrativo de la región: seguía tan aislada y tan lejos de cualquier parte como durante el período colonial. Se incorporó a la vida republicana como un departamento y Santa Cruz de la Sierra como su capital.

De acuerdo al viajero francés Alcides d'Orbigny, que la visitó en 1831, Santa Cruz de la Sierra tendría una población de aproximadamente 10.000 habitantes. "Las calles están bastante mal trazadas y carecen de pavimento -dice el viajero francés-, las cubre una arena movediza donde las piernas se hunden hasta la mitad, tanto cuando llueve como en épocas de sequía... La gran plaza, semejante a un prado natural, ostenta a un lado la catedral, edificio provisional hecho de barro... y el cabildo, donde vive el prefecto. En frente se alza el colegio, que sirve de seminario... Creo que existen pocos lugares en que la vida transcurra con placidez mayor que en Santa Cruz... El cruceño ama su provincia, pero se preocupa muy someramente por todo lo que no le afecta de forma inmediata. Cada 15 días un correo le trae un diario de difusión mediana, que suele recorrer con indiferencia, puesto por la distancia al margen de las luchas políticas que desarrollan los serranos, nombre que se impone al resto de la población de la República" (31).

En 1850 el aspecto y población de la ciudad apenas han variado. De acuerdo a Victorino Rivero y Egüez la población estaba en torno a los 10.000 habitantes y "su aspecto era triste... Todos los caminos son malos. Además de los que unen la capital con los pueblos del Cercado, que todos son transitables con carretas, existen tres que conducen a las provincias y estos son los peores y únicamente de herradura". A lo largo del siglo XIX el incremento demográfico es lento: en 1875 Rivero y Egüez calcula 12.000 habitantes. Sin embargo, para fines de siglo el aspecto físico de la ciudad va cambiando notablemente como un preludio de la bonanza gomera: "La construcción del Palacio de Gobierno -dice Rivero y Egüez en una noticia que corresponde a 1890- toca su término, siendo la obra de gusto moderno: es de altos y con galería; de igual estilo son las casas particulares del Dr. Demetrio Soruco y D. Froilán Paz, situadas en la vereda este de la plaza principal y del Dr. Ríos, a media cuadra al oeste de la esquina donde principia el Palacio de Gobierno; algunas casas de solo bajos están adornándose también con galerías" (32).

En la segunda mitad del siglo XIX seguía siendo el azúcar el principal producto de exportación de los cruceños. Le seguía en importancia el algodón, ya sea en hilo o en tela, y finalmente la industria del cuero que a fines de siglo producía 20.000 piezas de cuero. Esta última industria surgió ante el incremento de las propiedades agrícolas situadas al norte de la ciudad; de acuerdo a datos de Dalence hacia 1850 en las inmediaciones de Santa Cruz de la Sierra existían alrededor de 200.000 cabezas de ganado vacuno, "como consecuencia de esta actividad surgió la industria del cuero, que se hizo conocer más allá de la región aunque no llegó a tomar la misma importancia que la elaboración de azúcar. La primera curtiembre de la ciudad fue creada en 1850, una segunda por el año 1860 y dos alrededor de 1900" (33).

Algunos productos cruceños, especialmente el azúcar, el algodón y en menor escala el cuero eran comercializados en las tierras altas, especialmente en los centros mineros, a través de caminos muy precarios como durante el período colonial. En el último tercio del siglo XIX esto cambió radicalmente como consecuencia de dos importantes hechos: la llegada del ferrocarril al país y la explotación gomera.

El período comprendido entre 1884 y 1899 se conoce en la historia de Bolivia con el nombre de período de la oligarquía conservadora, que se caracteriza por la construcción de ferrocarriles, el despegue de la explotación del caucho y la modernización del sistema político y social del país (34). El gobierno de Aniceto Arce (1888-92) es la más genuina representación de este período; en él se dio inicio a la conexión ferroviaria con el puerto de Antofagasta: Bolivia llegaba al mar.

Al norte de los llanos de Moxos, adentrándose hacia el Amazonas, se extiende el extenso territorio del Acre. En el último tercio del siglo XIX se iniciaron incursiones a esta región boscosa en busca del caucho o goma elástica, que pronto empezó a gravitar en la economía nacional. En los años 70 aparecieron los primeros establecimientos gomeros. El cruceño Nicolás Suárez se convirtió en el más importante empresario gomero (acaparó el 60% de la producción): desde Cachuela Esperanza controló el flujo de la goma hacia el Amazonas. "Este material [la goma] adquirió gran importancia mundial después del proceso de vulcanización inventado en 1839 por Goodyear. Hasta 1880 la producción del caucho en Bolivia era de tipo familiar y en cantidades muy limitadas. Después esa actividad se intensificará de tal manera que en 1895 la producción alcanzará a 3.500.000 kgs. Esta cantidad representa en 1898 el 49% de las exportaciones bolivianas, convirtiendo a la cuenca alta del Amazonas en la región más productora del mundo" (35).

Si bien la inauguración de los ferrocarriles supuso un gran salto para la economía nacional, casi significó el colapso para la precaria economía cruceña, pues sus productos de exportación de ninguna manera podían competir con los que empezaron a llegar a través de la línea férrea. El caucho salvó la economía regional que a partir de este momento se desvinculó de la región andina y se encaminó hacia el noreste. Aunque Santa Cruz de la Sierra no tuvo una participación directa en la comercialización de la goma, vivió este auge -especialmente de 1900 a 1910- porque muchos de los recolectores hicieron en ella importantes inversiones (la fisonomía de la ciudad cambió) y, por otra parte, se convertía en el principal núcleo de abastecimiento. "El aprovisionamiento con víveres se realizaba en gran parte desde Santa Cruz. Azúcar, arroz y café, que anteriormente habían sido vendidos en los distritos mineros eran enviados ahora junto con papa, trigo y tabaco de la cordillera por el puerto de Cuatro Ojos y los ríos Piray-Mamoré" (36). Como consecuencia de este boom económico, que fue pasajero, se establecieron una serie de casas comerciales vinculadas a migrantes alemanes que habían llegado contratados para diversas actividades de la industria gomera. La más importante era la empresa Zeller-Mozer que además de la actividad puramente comercial incursionó en la industria (construyó la primera fábrica de alcohol) y adquirió gran cantidad de ganado en el Beni; le seguían en importancia las casas Elsner y Schweizer (37).

Una buena parte de la historia del siglo XIX en Bolivia (desde la creación de la República hasta la Guerra del Pacífico) se caracteriza por estar dominada por el caudillismo, es decir, una peculiar forma de hacer política que usaba todo tipo de acciones militares para tomar el poder, pues no existían los partidos políticos. Se trata, por tanto, de un período de caos en el que se suceden los golpes y contragolpes. Sin embargo, esta situación no perturbaba la tranquilidad y pasividad que reinaba en el Oriente Boliviano en general y el departamento de Santa Cruz en particular. Esta región, que resultaba lejana, ignota e insalubre, se convirtió para los políticos andinos en el lugar de destierro para sus enemigos políticos. Larga es la lista de éstos, entre los que destaca la figura de Mariano Melgarejo. La tranquilidad de Santa Cruz de la Sierra se vio alterada por algunas asonadas, de las que muchos de sus protagonistas eran estos confinados políticos.

En el último tercio del siglo XIX destaca la figura de Andrés Ibáñez, diputado por Santa Cruz y fundador de un partido político al que denominó "Igualitario", pues propugnaba la igualdad social. En 1876 apoyó la candidatura de Hilarión Daza, pero intrigas políticas lo hicieron caer en desgracia. Los "igualitarios" proclamaron la federalización del país. La aventura terminó con su muerte en 1877. Muchos historiadores consideran a Andrés Ibáñez como un precursor de la revolución social en el país.

Cuando en 1879 estalló la Guerra del Pacífico, por razones de distancia y escasez de recursos los departamentos de Santa Cruz y Beni fueron exceptuados del decreto de movilización. Sin embargo, en escasos dos meses se formó en Santa Cruz de la Sierra un cuerpo de caballería que tomó el nombre de Escuadrón Velasco, que pronto se incorporó a las tropas nacionales. Los cruceños, a pesar del aislamiento y la marginación de la vida política del país, no dudaron en salir en defensa de la integridad nacional. En la batalla del Alto de la Alianza, en la que el ejército boliviano quedó totalmente destrozado, destaca la figura de la cruceña Ignacia Zeballos que en forma heroica atendió a los heridos.

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Notas Bibliográficas:
(30) RODRIGEZ CASADO, Vicente: Conversaciones de historia de España. Ed. Planeta. Barcelona, 1963. Tomo I, Pg. 30.
(31) D'ORBIGNY, Alcides: Viaje a la América meridional. Aguilar. Madrid, 1958. Pg. 456.
(32) RIVERO Y EGUEZ, Victorino: Santa Cruz en la segunda mitad del siglo XIX. Fundación Cultural Ramón Darío Gutiérrez. Santa Cruz, 1978. Pg. 47.
(33) KOSTER, Gerrit: Santa Cruz de la Sierra. Desarrollo, estructura interna y funciones de una ciudad en los llanos tropicales. Centro Cultural Portales. Cochabamba, 1983. Pg. 20.
(34) ARZE AGUIRRE, René: Breve historia de Bolivia. Universidad Andina. Sucre, 1966. Pg. 74.
(35) LOPEZ BELTRAN, Clara: Biografía de Bolivia. La Paz, 1993. Pg. 129.
(36) KOSTER, Gerrit: Op. Cit. Pgs. 20-21.
(37) Ibid. Pgs. 21-22.


Fuente. Libro: Santa Cruz. Tiempo y Espacio. Año: 2000. Autor: Cooperativa Rural de Electrificación (CRE). Alcides Parejas Moreno.


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