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Kaa Iya del Gran Chaco.


Mapa:
Nombre: Kaa Iya del Gran Chaco. / Categoría: Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado. / Acción: Creación, 1995. / Instrumento Legal: Decreto Supremo Nro. 24122. / Área: 3.441.115 hectáreas. / Jurisdicción: Provincias Cordillera y Chiquitos. Municipios de Charagua, San José de Chiquitos y Pailón.

Libro: Patrimonio Natural de Santa Cruz. Año: 2015. Autor: Gobierno Autónomo Departamental de Santa Cruz. Willy Kenning Moreno.

Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado.

Con una extensión similar a la de Bolivia, el Gran Chaco Sudamericano tiene en el Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado Kaa lya del Gran Chaco a uno de sus más importantes y mejor conservados refugios.

Kaa lya es la más grande de todas las unidades de conservación chaqueñas que existen en los cuatro países en los que ocurre el bioma y, no obstante que solo el 13% del Gran Chaco se encuentra en Bolivia, las 3.441.115 hectáreas del Kaa Iya representan un 3,8% del total de aquel, y un 23% de su extensión en Bolivia. El departamento de Santa Cruz alberga aproximadamente dos tercios del Chaco boliviano, y el Kaa lya ocupa, entonces, alrededor de un tercio del Chaco cruceño.

La constatación de las dimensiones y proporciones de Kaa lya, que también es la de mayor extensión de todas las áreas protegidas de Bolivia, sin embargo, solo agrega pequeños ribetes de espectacularidad a un área protegida que se destaca principalmente por otras virtudes, entre ellas su origen y modelo de gestión: fue creada y es administrada con gran presencia y protagonismo de las comunidades locales.

Estas comunidades indígenas y mestizas, con predominancia izoceño guaraní y compañía chiquitana y ayorea, conviven amistosamente en el Kaa lya, cuya etimología guaraní concilia el mito con la realidad y hace honor a su significado de Amos del Monte, en alusión a su relación con la flora y la fauna con las que, sin hegemonías y con alta conciencia de su interdependencia, comparten armónicamente el medio. Pero si las dimensiones físicas y el modelo de convivencia social y de interacción hombre-medio son admirables, lo son más aún si se tiene en cuenta lo hostil del entorno natural. Las características del Chaco, signadas por el hombre blanco con el estigma de impenetrable infierno verde, explican, quizás, el modelo de relación que se ha desarrollado entre el hombre nativo y su ámbito, ejemplo que no siempre ha sido seguido por el forastero ancestral o reciente. El hombre respeta el medio, lo sabe imprescindible para su supervivencia, y el medio se hace respetar con señales inequívocas de su poder cada vez que el hombre que le fue destinado para habitarlo se sale de madre pretendiendo dar rienda suelta a sus excesos.

El Chaco es, a la vez, benévolo y difícil, magnánimo y ruin, sueño y pesadilla. El Chaco es un ecosistema de superlativos y registros extremos y, como muestra representativa, el Kaa lya reúne en su interior algunas de las más conspicuas expresiones del bioma, y todas las que corresponden a su porción más boreal.

Atrapado de modo general en una región de transición entre la parte más boscosa y lluviosa del norte del continente, y las interminables pampas del extremo sur, y delimitado al este por el río Paraguay, el humedal del Pantanal, y porciones del Cerrado y, por occidente, por los bosques de Yungas de las últimas estribaciones andinas, el Chaco es una vasta planicie, una extensa llanura cuya pendiente general decrece de poniente a naciente.

El Chaco es una gran depresión rellenada a través de millones de años por sedimentos terciarios y cuaternarios originados por la acción de los vientos y el agua -depósitos eólicos y detritos fluviales-, respectivamente. El Chaco que habita el Kaa lya, en particular, presenta un escaso relieve, con pequeñas sierras, algunas montañas aisladas y afloramientos rocosos que llegan hasta los 500 metros, aunque inmediatamente fuera del parque el bosque chaqueño puede llegar a subir hasta los 1.900 metros sobre el nivel del lejano mar.

En el sector ocupado por Kaa lya, el Chaco Semiárido, el clima es cálido subtropical, con áreas que presentan las máximas temperaturas absolutas del continente y que, haciendo honor a su fama de tierra de extremos, pueden cambiar de 40 grados centígrados o más a valores cercanos al cero en un mismo día, confiriéndole una amplitud térmica que constituye otro de sus rasgos distintivos. Las precipitaciones de esta zona, por otro lado, varían entre los 400 y 800 milímetros anuales, concentrados en cuatro a seis meses y con un marcado déficit hídrico durante la mayor parte del año. El bioclima, pues, clasifica como xérico.

La hidrografía del área está definida por la cuenca del río Parapetí, que sintetiza el talante de cierto modo variable del Chaco, pues surge de las serranías andinas chuquisaqueñas, al oeste, y se dirige inicialmente al oriente para luego girar en sentido anti-horario hacia el norte, abandonando tímidamente su tributo ancestral al río Paraguay, al que sigue recargando a través de sus infiltraciones subterráneas. Atravesando sucesivamente, luego, porciones de Bosque Seco Chiquitano y Cerrado, el Parapetí se entrega a la cuenca amazónica sudoccidental en las sabanas de Moxos, y termina en el Iténez, uno de los tributarios intermedios del Madera, el principal afluente del Amazonas.

En los primeros pasos de tal periplo, este río, el más largo de Bolivia, comete la travesura de ocultarse bajo los candentes arenales del Chaco, en los Bañados de Izozog, en el Kaa lya mismo, dejando a la vista superficial un conjunto de brazos y cauces sin corriente, extensas playas de arena, y se lleva a las profundidades su linfa acuosa antes de resurgir triunfal y reunificado como río Quimome, en las cercanías de la laguna Concepción. Peripecias mil, múltiples vicisitudes de un peculiar río que con diferentes nombres -Parapetí, Quimome, San Julián, San Miguel, San Pablo, e Itonamas, sucesivamente-, recorre un itinerario que empieza decididamente platense y termina totalmente amazónico. Un muy particular itinerario con los merecimientos para haber sido designado Sitio Ramsar en dos de sus más notables tramos, los Bañados de Izozog y la laguna Concepción.

La localización continental central del Chaco, y del Kaa lya en particular, hace que ambas áreas, pero sobre todo esta última, reciban el influjo de todas las ecorregiones que les rodean, entre las que destacan las más extensas y biodiversas de Sudamérica. Kaa lya adquiere así valores y elementos de sus vecinos, los que sumados a los propios le confieren una muy alta biodiversidad y no pocos endemismos, una condición muy particular y de gran singularidad que resulta de sus múltiples contactos y de su nada aislado diseño.

Como se puede inferir, la alta biodiversidad es también resultado de los registros superlativos de temperatura y humedad que se presentan en el Chaco, que adquieren dimensiones determinantes y cobran protagonismo estelar en la inclusión y exclusión de especies, y en la evolución de las incluidas.

En palabras poco técnicas y rebuscadas, la vegetación que cubre al Kaa lya se presenta como un bosque de mediana a baja estatura, de maderas duras, de hojas pequeñas, de cortezas espinosas, que crece sobre una superficie arenosa y que soporta temperaturas extremas y extensos periodos de sequía. La vegetación y flora xerofítica es muy particular y distinta, y cuenta con marcados endemismos en la familia de las cactáceas. Aproximadamente 880 especies de plantas superiores ya determinadas son indicio de las al menos 1.500 especies que se estima registrar cuando se terminen de hacer las cuentas.

Se trata, pues, de uno de los bosques tropicales secos más extensos y mejor conservados del planeta, y de ahí que en él prosperen a sus anchas miríadas de árboles de quebracho rojo, blanco, y de todos los colores, así como otras especies de alma perenne, rodeados de especies menos duras y más abundantes, como el cupesí, e inclusive de maderas blandas, flojas y esponjosas, como las del toborochi que también medra ufano en la zona.

Y es que Kaa Iya es tierra que reverdece al retoño de sus algarrobos, especie arbórea predominante cuyo fruto leguminoso, una vaina de nombre local cupesí, es consumido íntegro por propios y extraños, y da origen a una harina que suple carestías y, luego, a una bebida fermentada, una chicha que alegra los buenos momentos y hace olvidar los menos buenos.

Es tierra de la palma Copernicia, el carandaí, cuyo duro estipe sirve para techar, para conducir agua, para construir casas y corrales; es capital del toborochi, el palo borracho y barrigudo al que la leyenda le atribuye esconder tribus en sus troncos huecos. Es tierra de quebrachos invencibles, tercos de toda terquedad, imputrescibles quebradores de hachas, grandes productores de tanino por el que arriesgan incluso la propia vida.

La fauna del área registra más de 500 especies -al menos 100 de mamíferos-, aves y reptiles. Especial mención merece entre los mamíferos el quimilero o taguá, que constituye una especie endémica de la región chaqueña y que fue redescubierta en las postrimerías del siglo pasado: el Chaco es el país del quimilero, que se aparece para dejarse ver nuevamente por la ciencia que lo había perdido. También es patria de guanacos, que habitan la región sudoeste del área y que parecen dislocados de otras latitudes, como desterrados de su más hostil dominio, refugiándose del mal de las alturas. Es tierra y territorio de los máximos tatús carreta, de los jaguares más grandes nunca vistos, en poblaciones de las más saludables conocidas. Es tierra en la que deambulan a trancos largos los piyos y corren los caminos los socoris, donde los loros lucen más verdes y las perdices silban alto, fuerte y claro para no quedarse solas.

El Kaa lya es la tierra de los Amos del Monte, que son todos sus habitantes, los animales y las plantas, la fauna y la flora, y el hombre que vive en armonía con ellos. Los Amos del Monte son los que lograron adaptarse al ambiente de superlativos que ofrece el área: temperaturas tórridas o gélidas, sequías que duran semestres, arenales que no dejan vislumbrar posibilidades de que la vida florezca en ellos, espinales y garabatales que lo hacen virtualmente impenetrable, y que han obligado a hombres, plantas y animales a rodearse de estrategias de sobrevivencia convertidas en naturales formas de vivir. Los Amos del Monte son, en definitiva, los delegados de Dios para reinar en el Kaa lya del Gran Chaco.

El Kaa Iya es tierra y territorio de plantas que evolucionaron diseñando sus organismos para guardar agua, para no malgastarla ni perderla, de animales entrenados a sobrevivir temporalmente con poco, a extraer del medio recursos que son desdeñados por sus parientes de otras latitudes, de hombres y mujeres que aprendieron el oficio de sobrevivir en temporadas alternas de miseria y abundancia, cuyos ganados recorren grandes distancias en busca de aguadas, que se acostumbraron al ramoneo de hojas arbustivas y arbóreas de dudosa palatabilidad, que en la larga época seca llenan de esqueletos el paisaje y luego lo llenan de gracia y alegría en la época que el pasto da al pecho y las vacas se ponen gordas.

Kaa lya es territorio de tránsito del río que se pierde en las arenas, para luego surgir dubitativo entre peñas y carrizales y, entonces manifestarse esplendoroso llenando lagunas, reventando cauces y trabando el paso de caminantes obligados a quedarse en una orilla hasta que las aguas cedan y bajen sus ímpetus de inundación.

Es entorno de naturaleza platense y coqueteos amazónicos, hondonada ígnea cubierta de arenas y sedimentos cuaternarios inertes, desparramados a modo de descomunal relleno por el Ande emergente del cercano oeste. Entorno donde el fuego y las espinas lastiman y laceran la piel pero a la vez donde el verde recién retoñado, el canto matinal de los pájaros y el jugueteo vespertino de familias enteras de cérvidos marcan para siempre el alma del hombre.

Entorno pletórico de manifestaciones culturales distintas y diversas, habitado por gentes de vestidos coloridos, de maquillajes cálidos y vivos, de sangre fuerte y en ebullición. Entorno de la Capitanía del Alto y Bajo Izozog que con los municipios de Charagua, Pailón y San José de Chiquitos conforman una mancomunidad virtual que se desvive por su región y por su área protegida. Ámbito de la más interesante experiencia de cogestión en la que el gobierno admite y comparte la responsabilidad de organizar y llevar adelante el manejo de un área protegida con el concurso activo y comprometido de la población y los gobiernos locales.

El Chaco es árido y poco habitado, pero parece no serlo. Kaa lya es territorio de nutrida presencia y gran fertilidad. Tierra de promisión, de gente visionaria, de paisajes ahítos de belleza, de fauna fecunda, de flora exuberante, de proyectos exitosos. Tierra de esperanza real.


Fuente. Libro: Patrimonio Natural de Santa Cruz. Año: 2015. Autor: Gobierno Autónomo Departamental de Santa Cruz. Willy Kenning Moreno.


Foto: Áreas Protegidas Nacionales · Kaa Iya del Gran Chaco · Laguna Las Petas. Autor: Hugo Santa Cruz.

Foto: Áreas Protegidas Nacionales · Kaa Iya del Gran Chaco · Salinas de San José. Autor: Willy Kenning.

Foto: Áreas Protegidas Nacionales · Kaa Iya del Gran Chaco · Palmar de las Islas y el cerro San Miguel. Autor: Walter Ridder.

Foto: Áreas Protegidas Nacionales · Kaa Iya del Gran Chaco · Cerro San Miguel. Autor: Willy Kenning.

Foto: Áreas Protegidas Nacionales · Kaa Iya del Gran Chaco · Lepidobatrachus llanensis. Autor: Steffen Reichle.

Foto: Áreas Protegidas Nacionales · Kaa Iya del Gran Chaco · Geochelone chilensis. Autor: Daniel Alarcón, Carmen Mateu.

Foto: Áreas Protegidas Nacionales · Kaa Iya del Gran Chaco · Philodryas psammophideus. Autor: Daniel Alarcón, Carmen Mateu.

Foto: Áreas Protegidas Nacionales · Kaa Iya del Gran Chaco · Lystrophis semicinctus. Autor: Steffen Reichle.

Foto: Áreas Protegidas Nacionales · Kaa Iya del Gran Chaco · Tupinambis rufescens, peni colorado. Autor: Steffen Reichle.

Foto: Áreas Protegidas Nacionales · Kaa Iya del Gran Chaco · Dermatonotus muelleri. Autor: Hugo Santa Cruz.

Foto: Áreas Protegidas Nacionales · Kaa Iya del Gran Chaco · Cerdocyon thous. Autor: Steffen Reichle.

Foto: Áreas Protegidas Nacionales · Kaa Iya del Gran Chaco · Puma concolor, puma. Autor: Hugo Santa Cruz.

Foto: Áreas Protegidas Nacionales · Kaa Iya del Gran Chaco · Puma yagouaroundi, yaguarundi. Autor: Hugo Santa Cruz.

Foto: Áreas Protegidas Nacionales · Kaa Iya del Gran Chaco · Panthera onca, jaguar. Autor: Hugo Santa Cruz.

Foto: Áreas Protegidas Nacionales · Kaa Iya del Gran Chaco · Tolypeutes matacus, corechi. Autor: Steffen Reichle.

Foto: Áreas Protegidas Nacionales · Kaa Iya del Gran Chaco · Ctenomys sp. Autor: Steffen Reichle.

Foto: Áreas Protegidas Nacionales · Kaa Iya del Gran Chaco · Aotus azarae, mono nocturno. Autor: Hugo Santa Cruz.

Foto: Áreas Protegidas Nacionales · Kaa Iya del Gran Chaco · Callicebus palescens. Autor: Steffen Reichle.

Foto: Áreas Protegidas Nacionales · Kaa Iya del Gran Chaco · Catagonus wagneri, quimilero, taguá, chancho solitario. Autor: Leon Merlot.

Foto: Áreas Protegidas Nacionales · Kaa Iya del Gran Chaco · Tayassu pecari, chancho de tropa. Autor: Steffen Reichle.

Foto: Áreas Protegidas Nacionales · Kaa Iya del Gran Chaco · Lama guanicoe voglii, guanaco. Autor: Erika Cuellar.

Foto: Áreas Protegidas Nacionales · Kaa Iya del Gran Chaco · Bosque cubierto de lianas y bejucos. Autor: Willy Kenning.

Foto: Áreas Protegidas Nacionales · Kaa Iya del Gran Chaco · Bosque xérico caducifolio. Autor: Willy Kenning.

Foto: Áreas Protegidas Nacionales · Kaa Iya del Gran Chaco · Bubo virginianus, ñacurutú. Autor: Daniel Alarcón, Carmen Mateu.

Foto: Áreas Protegidas Nacionales · Kaa Iya del Gran Chaco · Tyto alba, lechuza. Autor: Hugo Santa Cruz.

Foto: Áreas Protegidas Nacionales · Kaa Iya del Gran Chaco · Megascops choliba, sumurucucu. Autor: Hugo Santa Cruz.

Foto: Áreas Protegidas Nacionales · Kaa Iya del Gran Chaco · Campylorhamphus trochilirostris, trepatroncos. Autor: Daniel Alarcón, Carmen Mateu.

Foto: Áreas Protegidas Nacionales · Kaa Iya del Gran Chaco · Thraupis bonariensis. Autor: Daniel Alarcón, Carmen Mateu.

Foto: Áreas Protegidas Nacionales · Kaa Iya del Gran Chaco · Accipiter bicolor. Autor: Hugo Santa Cruz.

Foto: Áreas Protegidas Nacionales · Kaa Iya del Gran Chaco · Ortalis canicollis. Autor: Steffen Reichle.

Foto: Áreas Protegidas Nacionales · Kaa Iya del Gran Chaco · Callonetta leucophrys, pato de collar. Autor: Hugo Santa Cruz.

Foto: Áreas Protegidas Nacionales · Kaa Iya del Gran Chaco · Coryphistera alaudina. Autor: Daniel Alarcón, Carmen Mateu.

Foto: Áreas Protegidas Nacionales · Kaa Iya del Gran Chaco · Chunga burmeisteri. Autor: Daniel Alarcón, Carmen Mateu.

Foto: Áreas Protegidas Nacionales · Kaa Iya del Gran Chaco · Buteogallus urubitinga. Autor: Steffen Reichle.

Foto: Áreas Protegidas Nacionales · Kaa Iya del Gran Chaco · Milvago chimachima. Autor: Daniel Alarcón, Carmen Mateu.

Foto: Áreas Protegidas Nacionales · Kaa Iya del Gran Chaco · Geranospiza caerulescens. Autor: Daniel Alarcón, Carmen Mateu.

Foto: Áreas Protegidas Nacionales · Kaa Iya del Gran Chaco · Falco rufigularis. Autor: Hugo Santa Cruz.

Foto: Áreas Protegidas Nacionales · Kaa Iya del Gran Chaco · Accipiter bicolor, gavilán bicolor juvenil. Autor: Daniel Alarcón, Carmen Mateu.

Foto: Áreas Protegidas Nacionales · Kaa Iya del Gran Chaco · Leptodon cayanensis, milano cabeza gris. Autor: Daniel Alarcón, Carmen Mateu.

Foto: Áreas Protegidas Nacionales · Kaa Iya del Gran Chaco · Ceiba insignis, toborochi amarillo. Autor: Willy Kenning.

Foto: Áreas Protegidas Nacionales · Kaa Iya del Gran Chaco · Harrisia tetracantha. Autor: Willy Kenning.

Foto: Áreas Protegidas Nacionales · Kaa Iya del Gran Chaco · Bosque xérico bajo. Autor: Willy Kenning.

Foto: Áreas Protegidas Nacionales · Kaa Iya del Gran Chaco · Pseudobombax cf. marginatum, perotó. Autor: Daniel Alarcón, Carmen Mateu.

Foto: Áreas Protegidas Nacionales · Kaa Iya del Gran Chaco · Cochlospermum vitifolium, algodonillo. Autor: Daniel Alarcón, Carmen Mateu.

Foto: Áreas Protegidas Nacionales · Kaa Iya del Gran Chaco · Erithrina verna, gallito curichero. Autor: Daniel Alarcón, Carmen Mateu.

Foto: Áreas Protegidas Nacionales · Kaa Iya del Gran Chaco · Flor de arbusto xeromorfo. Autor: Daniel Alarcón, Carmen Mateu.

Foto: Áreas Protegidas Nacionales · Kaa Iya del Gran Chaco · Salinas de San José. Autor: Willy Kenning.

Foto: Áreas Protegidas Nacionales · Kaa Iya del Gran Chaco · Río Parapetí. Autor: Willy Kenning.

Foto: Áreas Protegidas Nacionales · Kaa Iya del Gran Chaco · Donde desaparece el río Parapetí y empiezan los Bañados de Izozog. Autor: Willy Kenning.

Foto: Áreas Protegidas Nacionales · Kaa Iya del Gran Chaco · Río Parapetí, arenales y bañados. Autor: Willy Kenning.

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