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Cicatrices de Meandros Antiguos del Río Ichilo.


Mapa:
Nombre: Cicatrices de Meandros Antiguos del Río Ichilo. / Categoría: Reserva de Vida Silvestre Departamental. / Acción: Creación, 2005. / Instrumento Legal: Decreto Supremo Nro. 28546. / Área: 20.920 hectáreas. / Jurisdicción: Provincia Ichilo. Municipio de Yapacaní.

Nombre: Cicatrices de Meandros Antiguos del Río Ichilo. / Categoría: Refugio de Vida Silvestre Departamental. / Acción: Creación UCPN, 2015. / Instrumento Legal: Ley Departamental Nro. 98. / Área: 22.544 hectáreas. / Jurisdicción: Provincia Ichilo. Municipio de Yapacaní.

Libro: Patrimonio Natural de Santa Cruz. Año: 2015. Autor: Gobierno Autónomo Departamental de Santa Cruz. Willy Kenning Moreno.

Refugio de Vida Silvestre Departamental.

Aunque parecen fluir por canales de trazados caprichosos, los ríos nunca siguen cursos que no sean determinados por sus insaciables ganas de bajar y correr, y ni la roca más dura ni los terrenos menos friables pueden evitar su invariable búsqueda de desniveles que los lleven lo más pronto posible a entregarse a cauces mayores o incluso al mismísimo mar.

En ese eterno discurrir, los ríos suelen dividir su corriente en brazos, tener múltiples cauces, curvear y ramificarse en meandros para perseverar y triunfar en su carrera, para asegurar que se cumpla su rol de mensajeros de esperanza y de transportadores de la linfa y los sedimentos que enriquecen los suelos de comarcas propias y lejanas de sus orígenes y cursos altos.

A lo largo del tiempo, los ríos suelen, también, abandonar sus cauces originales y viejos dando lugar al surgimiento de lo que la ciencia llama paleocauces y que la gente del campo nombra como cauces viejos, brazos abandonados o canales antiguos, que fueron desechados por un tiempo o para siempre en la procura del río por pendientes sin obstáculos.

Eso es, precisamente, lo que ocurre con el río Ichilo, que parte con un ímpetu arrollador en la montaña, y poco antes de entregarse al Mamoré, ya en la llanura, se diluye en múltiples meandros, muchos de ellos ya abandonados como curvadas cicatrices de otros tiempos. En efecto, desde sus orígenes selváticos y montañeros en el Parque Nacional Amboró, el río Ichilo se divide en brazos múltiples apenas afuera de la garganta o cañón por la que abandona los cerros y sale al llano. Un breve abanico aluvial de muchos canales marca el inicio de un serpenteo de locura, ya en corriente única, por la llanura que le sucede, a la que en cada curva va enriqueciendo de sedimentos y nutrientes hasta que encuentra nuevamente un terreno que le obliga a multiplicar sus cursos, a dibujar figuras de arcos y ochos infinitos para luego de tumultuosa selección abandonar algunos y dejarlos convertidos en cicatrices de cauces sin corriente y de pozas intermitentes que sin dejar de ser parte de un tronco común, de una misma familia, entran en una especie de retiro y se recluyen a una vida más tranquila, una vida de menor intensidad, dedicándose casi exclusivamente a un juego de venerables abuelos con la siempre joven flora y fauna que los habita.

Las aguas aquí ya no llevan el color esmeralda de sus orígenes en las montañas, ni se arraciman y expanden alternadamente al caer en rápidos de aguas blancas a su paso por los cajones. Las aguas aquí ya se han teñido un poco más del matiz aleonado de los sedimentos y han ayudado a crear hábitats propicios para que los elija la fauna que les visita animada por su rica oferta de alimento y por la mayor seguridad que ofrecen estos meandros abandonados cuando se presentan las inundaciones.

En este meandroso tramo final del Ichilo se encuentra el Refugio de Vida Silvestre Departamental en Cicatrices de Meandros Antiguos del Río Ichilo. Creado en el año 2005, es una de las más recientes áreas protegidas del departamento de Santa Cruz, y tiene por objeto preservar sus valores escénicos a la vez que conservar la cobertura vegetal y la fauna que se concentra en ella.

Los valores escénicos están determinados por el imponente conjunto que logran amalgamar el río, sus cauces abandonados, los lagos formados en ellos, y el entorno boscoso, de verde esplendor. A cada curva, a cada recodo, en cada remanso se descubre una nueva imagen y cada una de ellas ofrece una sorpresa distinta bajo la música de fondo que les pone la luz que alumbra sus barrancas y da energía a los seres vivos que le acompañan.

Las especies vegetales propias de los bosques amazónicos emergen en sus orillas en franca pugna por mostrar cuál es más alta, cuál más corpulenta, cuál más longilínea, cuál más colorida. El fragor del trópico es aquí intenso, y el verde se multiplica en arbustos, lianas, palmeras, heliconias, árboles y más árboles recortando una silueta de flechadoras cúspides que apunta al cielo y baja hasta las plantas flotantes de sus misteriosas ciénagas, hasta las orillas y remansos donde hacen pascana sus plantas acuáticas.

La fauna acuática abunda y a su acecho medran los mamíferos, reptiles y aves pescadoras y cazadoras. Los recursos hidrobiológicos encuentran en estos lejanos meandros las condiciones ideales para reproducirse y prosperar, y aquí sus poblaciones son más que saludables. La observación de grandes concentraciones de aves de playa, de capiguaras y de chanchos silvestres, solitarios lobitos de río, y la presencia de especies de peces que invitan a la práctica de pesca deportiva y conservacionista tipo captura y devolución pueden constituirse en factores de atracción del turismo que, aunque llega al área desde siempre, no sabe que ahora lo hace sobre un área protegida.

La distancia de estos trechos a ciudades importantes es grande, pero no lo es de centros poblados menores, de colonización principalmente, que llegaron animados por la voluntad de poseer tierra y, sin hacer muchas preguntas, se posesionaron de ella y talaron los bosques para sustituirlos por los estragos de su dudoso y, cuando menos, costoso desarrollo. Esta labor no sostenible debe ser contrastada con las posibilidades que ofrezcan otras actividades como la del mencionado turismo y otros que ofrezcan alternativas de vida para la gente ya instalada allí.

El refugio, casi un enclave en territorio ya ocupado, debe servir de punta de lanza para arremeter con actividades de educación ambiental y de búsqueda de sostenibilidad para las actividades agropecuarias y forestales que se realizan en la zona. Su vecindad con el Bosque Experimental Elías Meneses y con áreas de aprovechamiento forestal legítimamente otorgadas, todo dentro de la Reserva Forestal de El Choré, en la que se producen y procesan parte importante de los fenómenos de regulación del clima, de generación de lluvias que sustentan la producción agropecuaria de Santa Cruz, debe servir de aliciente para este propósito.

El Choré ha sido inclementemente invadido, sobre él prosperan actualmente actividades ilícitas peligrosas para el visitante, y en él se deben centrar no solo los ojos de la opinión pública sino también los esfuerzos de la Gobernación y el municipio de Yapacaní y otras autoridades que comparten la gestión y el control del Refugio de Vida Silvestre Departamental en Cicatrices de Meandros Antiguos del Río Ichilo.

El Refugio de Vida Silvestre Departamental en Cicatrices de Meandros Antiguos del Río Ichilo, de tan largo como significativo nombre, no es solo el territorio donde se desparrama el río en múltiples e indolentes corrientes. El refugio es también reserva de energía, repositorio de vida, y constituye un laboratorio propicio para el estudio de la dinámica de los ríos de llanura. Del hombre depende que sus bien ilustrativas lecciones, sus valores y virtudes, y hasta sus caprichos naturales, se aprovechen en favor de subsidiar las no pocas necesidades de educación ambiental que viene demostrando la gente que visita sus cercanías o que ha sentado sus reales sobre ellas.


Fuente. Libro: Patrimonio Natural de Santa Cruz. Año: 2015. Autor: Gobierno Autónomo Departamental de Santa Cruz. Willy Kenning Moreno.


Foto: Unidades de Conservación del Patrimonio Natural · Cicatrices de Meandros Antiguos del Río Ichilo · Bosque amazónico. Autor: Willy Kenning.

Foto: Unidades de Conservación del Patrimonio Natural · Cicatrices de Meandros Antiguos del Río Ichilo · Meandro en formación. Autor: Willy Kenning.

Foto: Unidades de Conservación del Patrimonio Natural · Cicatrices de Meandros Antiguos del Río Ichilo · Meandro abandonado y el río Ichilo. Autor: Willy Kenning.

Foto: Unidades de Conservación del Patrimonio Natural · Cicatrices de Meandros Antiguos del Río Ichilo · Bosque amazónico. Autor: Willy Kenning.

Foto: Unidades de Conservación del Patrimonio Natural · Cicatrices de Meandros Antiguos del Río Ichilo · Pantanos y el río Ichilo. Autor: Willy Kenning.

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